
(Columna exclusiva para SegundaPerú)
El fútbol y la empresa hoy tienen más semejanzas que diferencias, de allí que en un equipo de fútbol podemos hablar de que tiene sus clientes (el publico, sus hinchas) tiene su productos (los jugadores) y tiene sus socios estratégicos (los sponsors) entonces cada club es una empresa, con todos sus problemas, sus utilidades, aquí como toda relación laboral entra el ente defensor de los trabajadores -sindicatos- pero aquí está el exceso pues la Agremiación se ha adjudicado facultades que no le corresponden – por un lado - y no ha sido consecuente con sus medidas de fiscalización, pues pareciera que hiciera distinción entre que jugadores es “más beneficioso defender”. Sino, revisen los antecedentes y en la ADFP-SD a ciertos equipos se les dilató su compromiso de pago en forma indiscriminada y a otros no, como bien lo señala una columna de este conocido medio.
Cada club de fútbol es una empresa, usted se imagina Señor Manasero que, porque la empresa de transportes CIVA – por decir un ejemplo- sus trabajadores hacen huelga, también “por solidaridad” deben hacerlo los trabajadores de OLTURSA, CIAL, CRUZ DE SUR, TEPSA; ellos también pertenecen a una Agremiación de transportes ¿por qué entonces empujar caprichosamente a una huelga a jugadores de equipos cuyos dirigentes si manejan con seriedad, con respeto, con responsabilidad y donde los jugadores están al día?, una cosa es protesta, otra cosa muy diferente es chantaje y la Agremiación debe reconocer su error en haber manipulado a los jugadores de otros clubes para que en nombre de una mal llamada solidaridad hayan provocado tal crisis en el fútbol peruano. Simplemente aquí primó el ego de los dirigentes de la Agremiación de sentirse poderosos sin medir el resultado, aquí la Agremiación falló y por el bien de llegar a un acuerdo, debe reconocer su error señor Manassero.
Por otro lado existen en el fútbol peruano los dirigentes caudillos presidencialistas y los corporativos. Los corporativos son aquellos como San Martín, Vallejo, Aurich, Unión Comercio o Coopsol en la segunda, que responden una organización, a una planificación a un planeamiento estratégico, donde todo está presupuestado y no se gasta más de lo que se tiene. Existen de otro lado los caudillos o presidencialistas – no los voy a nombrar pero están en todo lado - que manejan el club con el sentimiento, con la emoción, sin más planificación que su corazonada y su “visión de dirigente”, gastando más de lo que tiene para terminar endeudados, sin pagar lo que le ofrecieron al jugador y que son los que desencadenan crisis como las de hoy, con la complicidad de una Agremiación con aires de omnipotencia y súper poderosa, que escapa a todo control de lo que debe ser un sindicato, cuyo actuar colinda entre el chantaje y la presión, olvidándose que existen mesas de negociación o pactos colectivos que pueden y deben ser acordados previamente antes de iniciar un campeonato con mucha antelación.
Aquí lo único que cabe es convocar una mesa de diálogo, que la Agremiación baje su tono, pues cometió el error de empujar indebidamente a jugadores de clubes que sí cumplen y que los dirigentes de clubes comprometidos acepten su error de haber gastado más de lo que recaudaron – si la real posibilidad de los equipos deudores es pagar no más de 12 cuotas, por esta única vez se debe contemplar esta salida y a partir de ahora regular la forma de pago de los jugadores sobre todo en base a sueldos reales de acuerdo a la posibilidad de cada club. De acuerdo a la teoría del conflicto y la negociación cada ente debe ir predispuesto a ceder una parte para lograr un acuerdo satisfactorio, tendrán esa responsable capacidad los entes comprometidos?, pienso que el presidente de le ADFP debe suspender el campeonato y llamar a las partes en conflicto a renegociar.
Por Carlos López Coronado - Lopezcoronado1@hotmail.com




















